Una buena lección


Carlos, un profesor de segundo de bachillerato, con un billete de 500 euros en la mano pregunta a sus alumnos: “¿a quién le gustaría tener este billete?”
 
 

“A mí, a mí…”, responden todos a al mismo tiempo levantando el brazo.

Entonces Carlos tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola de papel y mostrando la estrujada pelotita a  sus alumnos, volvió a preguntarles: “y ahora, ¿lo seguís queriendo?” Uno de sus alumnos, le respondió: “no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 500 euros, claro que lo queremos”.

Carlos desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo sucio y marcado, volvió a preguntar: “¿Lo seguís queriendo?” El mismo alumno de antes le dijo: “sigo sin entender a donde quieres ir a parar, pero es un billete de 500 euros y mientras no lo rompas, conserva su valor”.

Carlos le respondió: “debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o te pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido. Lo que tienes que preguntarte es cuánto vales en realidad independientemente de la situación que estés viviendo".

Los alumnos  se quedaron mirando a Carlos mientras recibían el impacto del mensaje.

¿Cuántas veces dudamos de lo que valemos, de que realmente merecemos más y de que podemos conseguirlo si nos lo proponemos?

      No basta con el mero propósito, también se requiere acción.

rocioriverolopez@gmail.com

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