La música para algo más que bailar


La música es un medio

extraordinario para trabajar la

coordinación, la memoria, la

expresión corporal y el ritmo.

Ya desde muy pequeños,

cantamos las canciones que nos

sabemos o nos inventamos las

letras haciendo nuestras

propias creaciones.

La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el

aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo

de la capacidad de orientación.      


La música también nos beneficia a nivel emocional, la música y las emociones van de la
 mano. Un descubrimiento reciente en relación a la coordinación que se produce

entre "el son" y "el sentir" ha sido la aceptación de  que cada uno de los palos del

flamenco  está relacionado con un sentimiento del abanico emocional que tenemos. Por

ejemplo, a las seguiriyas se las vinculan con la ira, a las soleares con la tristeza, a las

tarantas con el miedo y a las alegrías con la emoción que lleva el mismo nombre.  


De manera que el flamenco puede ser un vehículo para canalizar emociones y una buena
 herramienta para generarlas, pero ¿cómo logramos esto? Se trata de acercarnos a las

emociones a través de la métrica, del ritmo, de la melodía, etc. de cada uno de los

estilos del flamenco.

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