La voz, espejo de emociones. José Antonio Domínguez nos da su opinión
Que un mensaje se entienda o no, depende de los componentes
verbales y de los
componentes no verbales. Entre los componentes no verbales,
se encuentra el tono de
voz.
El tono de voz hace que los matices del sonido cobren importancia
porque la voz humana
puede alterar el ritmo cardíaco, el nivel de adrenalina,
la respiración, la presión
sanguínea etc. de la persona que escucha.
La voz transmite emociones al que escucha, pero ¿el estado
emocional en el que nos
encontremos puede cambiar nuestro tono de voz? Todo indica
que esto es es así. La
tensión y el nerviosismo van acompañados de tonos de voz
altos porque las cuerdas
vocales se tensan y al tensarse vibran más rápidamente.
Sin embargo, cuando estamos relajados los tonos son más graves y resonantes
teniendo
como resultado un tono de voz más bajo y agradable lo que, a su vez,
provoca que los
demás confíen más en nosotros.
hay que compensar la pérdida de información que se produce cuando no vemos a la
persona que nos habla.
Preguntamos a José Antonio Domínguez (Licenciado en Comunicación
Audiovisual por la
Universidad de Málaga. Presentador-Productor de Canal Fiesta
Radio) cómo
compensa esa pérdida de información y qué opina de lo comentado más
arriba. Nos
responde lo siguiente:
“Desde luego que el estado emocional en el que nos encontramos
altera nuestro tono de
voz. ¿Qué pasa cuando nos dan una sorpresa o una noticia
desagradable? que no nos sale
la voz o que nos cuesta trabajo emitirla.
Desde mi experiencia, procuro dejar fuera del estudio de radio
todos los problemas que
pudiera tener y me dedico a transmitir en positivo.
Realizar esta práctica no siempre
es fácil, pero uno lo intenta. Siempre me
dirijo al oyente en singular. Siempre te hablo a
ti, no a vosotros.
Cuando leo, es fundamental respetar los signos de puntuación y
realizar las pausas
indicadas por éstos. Intento que se note lo menos posible,
aplicando naturalidad y
tratando de que el discurso se parezca más a una
diálogo (yo siempre pienso que hay
respuestas aunque no las pueda oír) que a un
monólogo. Leyendo o no, trato de usar
cadencias y semicadencias para aportar
más naturalidad y hacer énfasis en palabras que
considero importantes. Suelo
usar frases cortas. Cuando me excedo demasiado,
aprovecho y hago las cadencias
con los recursos sonoros radiofónicos para que no se
note cuando tomo aire. El
estado emocional no suele afectarme para cambiar el tono de
voz, pero sí el
momento del día o el disco que esté presentando. No es lo mismo
presentar por
las noches una canción melódica, que hacerlo por la tarde o en la víspera
de un
festivo, una canción muy rítmica.
Por supuesto que intento vocalizar correctamente, pronunciando
correctamente todas
las palabras, desde mi inevitable acento andaluz, del que
me siento muy orgulloso.”
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