El lenguaje permite que las cosas sucedan


Mucho se ha escrito sobre el valor de la palabra, pero no existe un acuerdo acerca de
lo que se dice de ella. Mientras unos afirman que la palabra sirve para ocultar los
pensamientos, otros consideran que la palabra es el mejor reflejo de ellos. Unos dicen
que las palabras elegantes no son sinceras y que las sinceras no son elegantes, otros nos
 aclaran que la elegancia y la sinceridad no están reñidas. En lo que casi todo el mundo
coincide es en que quien sabe utilizar la palabra se enfrenta a la vida con una gran
ventaja.
 
 

La función del lenguaje no es sólo la de describir algo, sino que nos constituye como
seres humanos y el papel del lenguaje en la vida es insustituible porque es el que
permite que las cosas sucedan.

Acción y lenguaje son inseparables porque la conversación es una conducta, un fluir que
no puede disociarse del lenguaje dado que los seres humanos somos seres sociales y nos
relacionamos constantemente con otros.
 
 

Aunque no nacemos hablando, aprendemos pronto a
hacerlo. De este modo, el lenguaje pasa a ser parte de
nuestra estructura. Se  podría decir que los seres
humanos vivimos en el lenguaje y las palabras que vamos
aprendiendo nos enseñan distinciones, lo que
nos permite  reflexionar (conversar con nosotros
mismos), elaborar ideas, relacionarnos con otros,
expresar nuestras emociones (hasta identificarlas),
interpretar, encontrar sentido, etc.
Las palabras que usamos no sólo reflejan lo que pensamos, sino que además
proporcionan jugosas pistas sobre lo que hemos hecho, hacemos y haremos.

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