Verde de envidia
A lo largo del día ¿cuántas veces
deseas algo que no posees? ¿Cuántas veces sientes
dolor o desdicha por no tener
algo que un conocido si tiene?
La envidia es un sentimiento de
frustración
difícil de soportar y no siempre es explícita
y transparente.
Las expresiones más comunes de la
envidia son las críticas, las ofensas,
el rechazo, la
agresión, la rivalidad, la venganza etc.
Las personas envidiosas tienen en
común la
no aceptación de sus carencias, están
insatisfechas y sienten rencor
contra las
personas que poseen algo que ellas desean
(experiencia, dinero,
éxito, valor, etc.).
En vez de utilizar sus facultades
para conseguir lo que quieren, prefieren eliminar lo
que ellos consideran
“competencia”. De este modo, la envidia se convierte en una
defensa típica de
las personas más débiles y acomplejadas. Los estudios que se han
realizado en
torno a este sentimiento, coinciden con Napoleón en que la envidia es una
declaración de inferioridad.
Cuando la envidia nos ataca
tenemos que
enfrentarnos a ella, de lo contrario podemos
sufrir ansiedad,
trastornos del apetito y del
sueño, pero la peor consecuencia que puede
tener
este sentimiento es la actitud con la
que
haremos frente al día a día.
Viviremos convencidos de que la suerte de los
demás no es merecida y no
contemplaremos la opción de trabajar para alcanzar
nuestros objetivos.
El dolor que provoca la envidia
nos recuerda que hay
algo que deseamos y que aún no lo hemos logrado. Es
entonces cuando debemos preguntarnos por qué no
hemos alcanzado ese deseo en
particular y cuáles son
los recursos que necesitamos para lograrlo.
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